“Este teatro está considerado entre los diez mejores de Sudamérica y artistas de reconocida talla internacional han dicho que el Gran Teatro Nacional del Perú está entre los cinco mejores del mundo”, dice el arquitecto Gonzalo Duffaut, coordinador del área de gestión del Gran Teatro Nacional (GTN).
Pues la impresión de Duffaut no está lejos de la realidad. Visto de fuera, el GTN se impone con una arquitectura moderna de siete pisos, con una sala principal de teatro compuesta mayoritariamente de madera en sus cuatro pisos en donde hay 1415 butacas y 16 destinadas a personas con discapacidad.
CARETAS ingresa al vientre de la ballena y a medida que recorre el interior del GTN, la pregunta empieza a levitar: ¿por qué más gente no conoce el GTN? Verdad de Perogrullo: el GTN es conocido, pero aún falta la tarea mayor: democratizarlo.

“Efectivamente, queremos que las personas no piensen que el GTN es solo para una élite, que no lo vean como un lugar ecléctico. Este teatro debe ser concurrido por todos los peruanos sin distinción alguna. Hay que romper el mito de que asistir al teatro es un privilegio. Para algunas funciones de música, tenemos una cámara acústica que desciende, la cual garantiza la calidad del sonido. Aquí tenemos estupendos espectáculos que cuestan menos que ir al cine. El 70 por ciento de las presentaciones corren por nuestra cuenta y el 30 por ciento restante pertenece a los eventos privados”, indica Duffaut mientras algunos técnicos dejan a punto un cañón de luz y señalando la tramoya de 54 varas motorizadas. Cada una, controlada desde una consola, puede cargar hasta 850 kilos. Esto permite que la escenografía pueda cambiarse entre los descansos de la función, lo que posibilita llevar a escena distintos espectáculos en una sola jornada.
“Las salas de ensayo, de ballet, por ejemplo, han sido reconocidas por profesionales de la danza internacional del más alto nivel. Estas instalaciones son ideales para que los artistas puedan ensayar, el mismo nivel tienen las salas de música y coros”, enfatiza Duffaut y resulta imposible no prestar atención a los armoniosos sonidos de viento que provienen de una de las salas de ensayo.

En el GTN manda el silencio, pero a la vez hay movimiento, que no se ve pero que se siente.
“Siempre estamos trabajando, buscamos mejorar, nunca descuidamos la calidad. En el GTN trabajan 100 personas, entre personal del mismo GTN y externos. Y todos tenemos un solo propósito: llevar cultura. El personal del GTN no solo forma al público en el teatro, sino este también sale del teatro y van a los colegios y comunidades, con la idea de invitarlos a que vengan al teatro y sean partícipes del programa cultural que brinda. Además, en el GTN tenemos actividades gratuitas, una de ellas ya tiene un público fiel, como el Café Concierto, en donde se puede disfrutar de manera gratuita de la música clásica, contemporánea y popular en el foyer del primer piso. Igualmente el Afuera Fest, que es todo un éxito entre los jóvenes”.
Vayamos al GTN.